Abrir un diálogo con uno mismo permite explorar facetas del subconsciente que creía ocultas. A través de la psicología se han desarrollado métodos para conocerse a sí mismo con el objetivo de evolucionar. Así fue cómo se desarrolló el método de la imaginación activa: una forma de rescatar pensamientos y emociones ocultas que permiten a la persona sanarse.
Qué es la imaginación activa
La imaginación activa es un método psicológico diseñado por Carl Gustav Jung que se utiliza en la psicoterapia. Busca permitir el diálogo de una persona entre su dimensión consciente y su dimensión inconsciente. Su teoría la recogió en su famoso Libro Rojo de Jung.
Esta corriente de pensamiento se fundamenta en la idea del psiquismo creador, que es el inconsciente que poseen todas las personas donde no solo se alberga material reprimido de la conciencia, sino también la capacidad para crear vida simbólica.
El psicoanalista crea este método con el objetivo de dotar de significado a las imágenes internas que todos tenemos en sueños, fantasías, emociones o sensaciones corporales. ¿Con qué objetivo? Para conocer mejor el mundo interior de uno mismo.
Sabemos que existe una cantidad de pensamientos inconscientes que permanecen ocultos en las personas, pero que influyen en la forma de ser de estas mismas, en sus deseos y propósitos. A través de la imaginación activa podemos hacer que estos contenidos salgan a la luz y aprovecharlos de forma positiva para enriquecer nuestro ser.
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Beneficios de la imaginación activa
La corriente psicológica de la imaginación activa emplea esta metodología de forma terapéutica:
- Sanar heridas del pasado.
- Encontrar un estado de paz interior.
- Una forma de relajación.
- Para estimular la creatividad a través de la fantasía interna.
- Para conocerse mejor a uno mismo.
- Trasladarnos a tiempos pasados para rememorar recuerdos positivos.
Técnica para trabajar la imaginación activa
Este viaje entre el consciente y el subconsciente no siempre es sencillo. Por este motivo se recomienda que la imaginación activa se ejercite con la ayuda de un terapeuta. De hecho, forma parte de muchas sesiones psicológicas de sus grandes defensores.
La práctica de la imaginación activa suele hacerse mediante un ejercicio que dura entre 10 y 15 minutos. Para ello debes estar tranquilo. Incluso se recomienda que lo hagas tumbado. Estos son los pasos a seguir:
- Deja tu mente en blanco. El objetivo es vaciar tu conciencia de acontecimientos específicos o recuerdos. Debes partir de una hoja en blanco sobre la que poder dibujar los próximos pasos.
- Permite que surja una imagen. Conforme vayas dejando la mente en blanco irán apareciendo imágenes de todo tipo. Algunas pueden resultar incomprensibles; otras absurdas. No debes preocuparte. Trata de concentrarte en una de ellas.
- Materializa esa imagen. El objetivo es que sea lo más viva posible. Para ello puedes asignar palabras mediante la descripción de la imagen. También puedes intentar dibujarla. Deberás conseguir que sea lo más nítida y realista que puedas.
- Revive las ideas durante el proceso. Conforme ibas poniendo palabras o trazos a esta imagen te habrán surgido ideas de todo tipo. Jung sostenía que estas ideas son en realidad revelaciones de tu subconsciente inspiradas en emociones que están ocultas. Por ejemplo: ¿esa imagen que has imaginado estaba envuelta en oscuridad? Quizás eso significa que te estás enfrentando a un trauma del pasado.
Muchos terapeutas piden al paciente que recupere una imagen proveniente de sus sueños para así descubrir cuál es el origen y significado de esa idea.
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¿Cómo te ayuda la imaginación activa en tu día a día?
A medida que se iba avanzando en la metodología de la imaginación activa se han ido descubriendo distintas áreas en la que puede contribuir al bienestar de la persona.
Conocerse mejor
La personalidad de uno, las reacciones que tiene o su forma de ser pueden entenderse cuando miramos los pensamientos más ocultos del subconsciente. La meditación a través de la imaginación activa proporciona un autoconocimiento muy valioso que facilita el desarrollo personal.
Potenciar el rendimiento deportivo
La dimensión deportiva también ha empleado la técnica de la imaginación activa para conseguir mejores resultados. Muchos deportistas de élite trabajan en sesiones con sus coaches deportivos para maximizar su rendimiento. El objetivo es mejorar la técnica de un deporte imaginándose a uno mismo practicándola, en lugar de invertir horas de entrenamiento.
De esta manera surge el modelo PETTLEP (acrónimo de Physical, Environment, Task, Timing, Learning, Emotion, Perspective). Cuando vemos por la televisión a un deportista en un estado de concentración total, muchas veces no solo busca la relajación, también está visualizando cómo él mismo ejecuta un movimiento concreto. Por ejemplo, un saque de tenis perfecto que toca la esquina de la pista.
Para practicar la imaginación activa en el deporte debes decidir si quieres visualizarte en primera o tercera persona. Eso sí, el ejercicio o movimiento que imagines debe ser exitoso. Si eres un nadador, debes imaginarte cómo saltas al agua con una posición perfectamente aerodinámica. El objetivo es reproducir al máximo la realidad y repetir esa imagen una y otra vez para mejorar tu técnica.
Superar una crisis personal
La exploración del subconsciente también te permite navegar por pensamientos muy ocultos, algunos incluso que desconocías, con el objetivo de superar traumas o crisis personales.
La muerte de un ser querido que sucedió hace muchos años y creías superada quizás sigue afectando de forma colateral sin que te des cuenta. La idea es recuperar esas emociones, entenderlas y trabajarlas para curar tu bienestar.
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Aumentar la creatividad
La técnica de la imaginación activa también está muy presente en muchos procesos creativos de artistas. El psicólogo Jung sostenía que una fase de la técnica está reservada a permitir que surjan imágenes de todo tipo.
Para muchos artistas, esta fase es aquella en la que aparecen conceptos fantasiosos, oníricos o inmateriales que sirven como estímulo para crear su arte.
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