¿De qué depende el precio de un seguro de coche?

¿De qué depende el precio de un seguro de coche?

El titular que arranca este post parece una pregunta de fácil respuesta, de las que te harían si fueras un niño en primero de la ESO o participases en un concurso de televisión de los que reparten mucho dinero a cambio de casi nada. A la gran mayoría de nuestros lectores les vendrá a la cabeza una clara respuesta a bote pronto: el precio de un seguro de coche depende de las coberturas, de qué va a ser. 

Factores que influyen en el precio de un seguro de coche

Sin embargo, siendo esto tan obvio como cierto existen numerosos factores que influyen en el precio a pagar por cualquier persona que contrate un seguro de coche. Como veremos, las compañías de seguros tienen en cuenta prácticamente todos los aspectos a la hora de valorar la cuantía de la prima que deberá abonar cada cliente. Os los detallamos a continuación.

El perfil de riesgo, esencial

Las compañías estudian cada caso particular con el fin de estudiar cuál es el perfil de riesgo, teniendo en cuenta muchísimos aspectos con el objetivo de determinar si a priori existe una mayor o menor probabilidad de siniestro, aspecto que redundará de manera decisiva en el precio de la póliza mediante una sencillísima norma: a más riesgo, más costoso será el seguro (o, si lo queremos enfocar de otra manera, cuanto menos probabilidades haya de que se produzca un percance más económicas serán las primas a pagar por el tomador).

A grosso modo para baremar el precio de un seguro de coche se tienen en cuenta dos grandes aspectos. Uno de ellos son las características del conductor, analizándose aspectos cruciales como su edad y la antigüedad de su permiso de conducir, que determinarán su experiencia no sólo al volante, sino también vital. Como es obvio las personas más jóvenes y con menos años de carnet tendrán que abonar un coste más elevado por su seguro, pues su desempeño en la carretera conlleva un mayor riesgo.

Otro dato crucial es el historial de siniestralidad de la persona que se quiere asegurar, en positivo y en negativo. Una persona que no ha dado nunca un parte o que al menos no haya tenido culpa en accidentes en los que haya estado involucrado denota prudencia, destreza y fiabilidad al volante, lo que puede tener la recompensa de un seguro económico; sin embargo, los conductores que se hayan visto involucrados en el pasado en varios siniestros en la carretera seguramente tendrán que pagar un precio más elevado por su póliza… e incluso, en algunos de los casos podrían ver cómo la aseguradora opta por no cubrirles.

Otros factores que la compañía de seguros también podría considerar con respecto al conductor son los puntos que tenga en el carnet, su lugar de residencia -pues siempre hay zonas con menor o mayor índice de siniestralidad , y la frecuencia con la que use su vehículo particular. La antigüedad como asegurado también puede ser una baza a favor de éste si su trayectoria es positiva.

El otro factor clave son las características del vehículo a asegurar, desde la antigüedad del mismo a su marca, modelo y versión, lo que indicará a la compañía datos fundamentales respecto a la seguridad que ofrece – no es lo mismo un utilitario que un monovolumen- o su cilindrada -los coches más potentes y veloces, como los deportivos, suponen un mayor riesgo de accidente que los de gama media-. También entran en juego aspectos como la posesión por parte del conductor/asegurado de una plaza de garaje, así como si el vehículo dispone de dispositivos antirrobo o de otros accesorios adicionales.

Y sí, también las coberturas

Y claro, después de todo lo ya citado, como destacábamos en el inicio es obvio que la modalidad del producto que se escoja y las coberturas de las que se dispongan determinarán decisivamente el precio de la póliza. Los más económicos son los seguros a terceros (cuyas modalidades más básicas cubren la responsabilidad civil, la defensa jurídica y los daños personales), mientras que los de precio más elevado son los seguros a todo riesgo, que a las garantías ya citadas pueden añadir muchas más: ampliación de RC, de daños corporales y de servicio de terceros, asistencia en viaje, rotura de lunas, daños al coche por colisión con animales, robo, incendio o pérdida total.

Por último, no podemos dejar de citar otro factor de perogrullo pero esencial: la compañía por la que apostemos para que nos asegure. La mejor apuesta siempre pasará por una equilibrada relación calidad-precio, procurando estar bien cubiertos por un producto económico pero completo e intentando no caer ni en el infraseguro ni en el sobreseguro.